
Y yo que me doy cuenta, que a veces me doy cuenta y a veces no, y la vida que nos pone a prueba, y los niños que nos hablan de nosotros mismos, y cómo influye nuestro amor, cómo influye nuestro humor, y como hoy estaba contento he tenido un día de paz con los niños, y ojalá Dios quiera que nunca más me enfade, que no pierda la paciencia, que aprenda que la paz es más importante que la causa de cualquier enfado, y empeñado sigo en mi filosofía también para aplicar a esto, y en el caso de los niños muy directamente aplicable: si todo tiene sentido, si la vida tiene sentido, si estás ahí, si todo eres tú, si todo lo que nos sucede eres tú, Dios mío, si la vida misma eres tú, Dios mío, y si mis ganas de vivir y de amar eres tú, si eres yo mismo, si todo fluye de mí, si la vida es mi sueño, si todo es para mí y todo se ha hecho por mí y para mí, si tengo esta fe zen-providencia-inspiración-déjate llevar, mi Dios, entonces, dime, ¿para qué enfadarse?, ¿para qué perder la paciencia?, ¿para qué inquietarse?: no, no hay razón: cada cosa llega cuando ha de llegar, el niño llora cuando ha de llorar, mis ganas de levantarme son por algo, mis ganas de callar son por algo, si de verdad tengo fe en que todo tiene sentido, ¿por qué tengo que enfadarme jamás por nada? Jamás, por nada, jamás.
Y esta tarde noche me mirabas, y tenía al niño en brazos, y me reía, y me reía con mis amigos y disfrutaba del amor de mi niño, y le besaba y le sentía sonreír, y le sentía alegre por dentro, y tú de pie en la calle me mirabas y quizá me reconocías, y te hemos preguntado pero no mirabas ya a la que de nosotros te había preguntado, me mirabas a mí, a mí, y si yo te miraba disimulabas, pero si luego de nuevo te miraba veía que estabas otra vez fija en mí, y yo con mi fantasía en la cabeza de que me mirabas porque me habías reconocido por aquí, y Dios, cómo sufro las ausencias, cómo le reprocho al destino que todo este cariño no sea también tangible, alguna vez sí, de acuerdo, pero yo quiero realidad, esta carga de cariño y autoestima y pasión yo la quiero real en tres dimensiones, y si de verdad sientes lo que escribes, basta ya de escribir, acércate, abrázame, acércate, siente vivo y real lo escrito ya, ya, ya. Amor.
(c) del texto: Santiago Tena, 2008.
Imagen tomada de http://www.lacoctelera.com/difusa.