mercoledì 26 dicembre 2007




Recién llegado de vacaciones, escucho las noticias, y la noticia que escucho tanto en verano como ahora: después de estas fechas aumenta la cifra de divorcios, y es fácil de entender: la convivencia más cercana y continua genera tensiones, las tensiones estallan, el estrés se hace mayor, y habiendo niños pequeños el estrés es mayor aún, y los desacuerdos entre padre y madre se dan y surgen con más frecuencia, cada uno viene de su casa con los principios que le han enseñado en su casa, y lo más probable es que no coincidan con los principios del otro.


Y a menudo, hablando con la gente, el cansancio, el cansancio aquí y allá, el deseo de libertad, querer sentirse bien, y a menudo los sentimientos no entran en el ideal de bondad ni le preguntan a la poesía qué es lo mejor antes de sentirse, no: los sentimientos están ahí y no preguntan, se sienten y ya está, y a veces las personas más cercanas son sin embargo las que más te cansan, y con todo el cariño que le tengo a mis hijos, y creo que en este caso quizá puedo pronunciar la palabra "amor" con más exactitud que en ningún otro caso, con todo el amor que les tengo, su ausencia es un respiro, vivir sin ellos es un respiro, respirar sin ellos es un respiro, y me cuesta atreverme con estas palabras, pero la sinceridad es todo el valor de lo que escribo.

Y en la dialéctica amor y libertad, se ha de encontrar que no hay tal dialéctica, y a la fuerza el amor y la libertad han de ser lo mismo, y a la fuerza el sacrificio ha de ser ajeno al amor, y a la fuerza la libertad de hacer siempre lo que se desea ha de coincidir con el amor, y a la fuerza mi interpretación egoísta del cristianismo ha de ser la correcta, y a la fuerza los padres y las madres agotados hemos de encontrar sentido a nuestras ganas de vivir en la verdad que es la libertad, y a la fuerza el mundo se equivoca, y a la fuerza la única verdad es estar bien.



(c) del texto: Santiago Tena, 2007.